Todos esperamos con muchas ganas la llegada de
las vacaciones de verano. Empezamos a olvidar la rutina y estamos deseando con
ansiedad la llegada del descanso y el tiempo de ocio para estar con la familia.
Pero, ¿realmente nuestros hijos/as desean lo mismo? Ya sabemos que algunos niños/as
cuando llega el verano se sienten agobiados, ya que muchos padres empiezan a
preparar gran cantidad de deberes que se olvidan de las actividades
lúdicas, los juegos,… que también son muy necesarios para seguir creciendo.
El verano es el
mejor momento para relajarse y olvidar la disciplina del reloj.
Sabemos
que los niños/as, al igual que los adultos, también necesitan descansar de todo el trabajo realizado
durante el curso escolar. Además, también necesitan romper con la rutina de la escuela,
los deberes, los horarios y las actividades extraescolares.
Sin
embargo, la mayoría de los padres consideran que sus hijos/as deberían continuar con alguna tarea escolar en vacaciones. Algunos lo plantean con el fin de reforzar lo aprendido, otros quieren que empiecen a preparar las materias
para el curso siguiente sin descanso, y también hay quien desea simplemente tenerlos
ocupados durante algunas horas al día.
En este sentido, debemos saber que si
un niño/a ha alcanzado los objetivos educativos con éxito, no tendrá problema cuando regrese en septiembre, aunque puede
que se le olvide algunas "cositas". De hecho, tenemos que tener claro que la
memoria es limitada y que nunca vas a recordar todo aquello que hemos
estudiado. Ahora bien, si les ha quedado algo, sería conveniente planificar bien el tiempo y compaginar los
estudios con la diversión. No es necesario tener a los niños/as 24 horas
enjaulados con los estudios.
Así es que, a la hora de planificar los tiempos, es importante tener en cuenta la edad y el nivel de estudios.
Según la psicóloga clínica Lourdes
Mantilla Fernández algunos aspectos a tener en cuenta pueden ser:
- Hasta los 8 ó 9 años: leer un libro, practicar algún deporte y jugar es suficiente.
- Niños/as mayores: quizás son necesarios tomar otras medidas, sobre todo cuando existe algún suspenso. Algunas de estas medidas pueden ser:
- Una mala nota ya es un castigo por sí misma y por ello no conviene dramatizar ni hacerles sentir culpables. Es mejor reflexionar sobre los motivos que han llevado a este resultado y alentarles a superarlo que dejarlos sin vacaciones.
- Marcar los objetivos reales (en qué asignaturas pueden mejorar) y programar un método de trabajo pueden ayudar a organizar el tiempo de repaso sin renunciar al ocio que también necesita.
- Cuando las cosas no han ido bien durante el curso, se puede optar por las clases de refuerzo que muchos centros organizan durante un mes.
- Aunque es preferible dedicar las mañanas a un rato de estudio no hay que marcar unos horarios inflexibles ni unas normas demasiado estrictas.
Por tanto, todos sabemos que un/a niño/a que aprovecha el
verano para relajarse, jugar y compartir actividades con sus padres y amigos/as estará en mejor disposición para empezar el nuevo curso que otro que viva estos
meses como una tortura, agobiado por los deberes.
Según Lourdes Mantilla Fernández "no debemos olvidar, sea cual sea la edad que
tengan, que convivir con otros niños y niñas es el mejor modo de aprender a
relacionarse e independizarse, dos objetivos siempre importantes en su
desarrollo. Un buen lema a la hora de organizar este periodo es que no se trata
de “suspender” las
vacaciones por muy mal que hayan ido las cosas".
¡FELICES VACACIONES PARA TOD@S!
¡Hasta la próxima entrada!
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