domingo, 6 de julio de 2014

LIBERARNOS DEL "SECUESTRO EMOCIONAL"


         Las emociones nunca han estado fuera de la escuela o al margen de cualquier situación o contexto educativo. Sabemos que en una relación humana la emoción se hace presente en el instante, ya que no puede ser de otro modo. 

          Si es verdad que "lo emocional" dentro del ámbito educativo no se ha valorado expresamente ni se ha conducido adecuadamente. Durante mucho tiempo, y podemos decir que aún hoy en día, las emociones han sido censuradas, silenciadas, condenadas, reprimidas,... Pero, a pesar de ello, las emociones siguen siendo parte importante de nuestro currículum oculto. 

       Todos conocemos de sobra que cuando en educación se da prioridad a lo intelectual y por tanto, se desconecta del corazón, las emociones quedan en lo más oculto, quedando encubiertas y escondidas. Muchos autores/as llaman a este hecho el secuestro emocional. Las emociones nunca han salido de la escuela, pero se manifestaban poco. Siempre estaban, pero escondidas, en el olvido. 


     Durante muchos siglos, incluso todavía hoy, los sistemas educativos han primado las ideas, los conceptos, los conocimientos y saberes intelectuales, es decir, una educación basada en la afirmación de Descartes "pienso , luego existo". Aunque desde hace varios años atrás se viene apostando que el objetivo principal del sistema educativo es "la flexibilidad para adecuar la educación a la diversidad de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado para el pleno desarrollo de la personalidad" (LOE Art. 1). 

        A veces creemos que nuestros alumnos/as, cada mañana, aparcan las emociones junto a la puerta del colegio. Tenemos que saber, y con ello, ponerlo en práctica siempre, que el aprendizaje en la escuela o en cualquier otro contexto educativo, no puede llevarse a cabo como algo asilado de los sentimientos de los niños y niñas. Según José María Toro, "la escuela no puede ser ningún zulo de secuestro emocional".

Los niños/as, como personas, son mucho más que su intelecto, que su dimensión cognitiva o intelectual.
(José María Toro)



         En la práctica, a pesar que en los grandes documentos oficiales reconozcan el "pleno desarrollo de la personalidad", todavía sigue predominando el desarrollo de lo cognitivo, de los conocimientos,... Basta mirar como se configuran los edificios escolares. Basta con mirar como es la formación inicial de los maestros/as en muchas universidades. Basta mirar un día cualquiera en el aula, qué se hace, cómo están los niños/as, etc. No crees que la escuela sigue estando más preocupada en enseñar conocimientos que en la calidad y el modo de vida de las personas que hay dentro de ella. 

        Pero, ¿cómo podemos intentar encaminarnos hacía una educación afectivo-emocional? Pues bien, la respuesta es muy sencilla. Sólo tenemos que utilizar la ternura como gesto. Es decir, se trata de poner nuestro corazón en todo lo que decimos, tocamos y hacemos. Muchas veces nos ha pasado y nos pasa dentro y fuera de la escuela, que según lo que sentimos en un momento dado ha cambiado el modo de relación, de pensar y el modo de ver las cosas. La emoción es lo que da el carácter a nuestras acciones y a las relaciones que construimos en base a ella.

El emocional pasa a ser algo nuclear y axial en mi relación  con los niños y en la manera de plantearme y vivir mi trabajo con ellos. La emoción es el fundamento de todo quehacer. 
(Humberto Maturana)




¡Hasta la próxima entrada!

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