martes, 27 de mayo de 2014

¡Tú sí que vales MAESTRO/A!

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        Con esta nueva entrada quiero hacer hincapié en la importancia de la figura del MAESTRO o la MAESTRA en el Sistema Educativo a pesar de los avances tecnológicos y los cambios continuos del papel del docente en la leyes educativas.  

Por muy raro que parezca, el/la maestro/a seguirá ocupando un lugar privilegiado, ya que es el RECURSO EDUCATIVO por excelencia. Además, los docentes son uno de los mejores recursos para la eficiencia y fecundidad de la intervención pedagógica o educativa. Pero esa intervención pedagógica es muy diferente en la actualidad, ya que hoy en día el alumnado van demandando del maestro/a algo más que una actuación técnica impecable, van requiriendo una interacción o encuentro humano que sea, en sí mismo, formativo y educativo.

Sabemos que se puede instruir virtualmente, que podemos proporcionar información a través de los recursos tecnológicos,... pero formar a ciudadanos responsables, libres y felices,… sólo puede darse en el encuentro interpersonal. 

En este sentido, nos hemos dado cuenta de que para mejorar la calidad de la educación, los docentes desempeñan un papel importante, ya que son los encargados de preparar a los ciudadanos/as del mañana mediante sus enseñanzas, las cuales, deben enfocarse principalmente en el desarrollo de las competencias básicas de cada uno de los alumnos/as. 

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El/la maestro/a es tan importante porque puede dejar una huella en sus dicentes, algunas veces buena y otras mala, que dependerá de sus acciones y la forma en cómo realizará su trabajo. Estas acciones podrán motivar a los alumnos/as a aprender y querer ser mejores, o todo lo contrario. Es por ello, que el docente debe ser consciente de la responsabilidad de su profesión, así como, debe ser más que un simple maestro/a, es decir, debe ser un líder que pueda dirigir a sus alumnos/as hacia un futuro mejor. 

Por otro lado, es importante que el/la maestro/a cuente con el equilibrio y la madurez para poder enfrentarse al reto de ser un líder (guía), además de tener la capacidad de analizar cualquier situación o conflicto con cierta rapidez y precisión. Para ello, se necesita que el/la maestro/a cada día se entregue a sus alumnos/as de forma positiva para generar en ellos/as cambios que los ayuden a desarrollarse como personas, que será posible mediante la confianza, la motivación y la comunicación, pero sobre todo, mediante el cariño y el respeto. Además, el/la maestro/a debe enseñar valores y "predicar con el ejemplo". 

 Por tanto, la educación en lo esencial, más allá de lo que cada cultura en un momento determinado considere importante, ha de dirigirse a la recuperación de nuestra presencia, sin la cual no es posible que nuestros/as alumnos/as puedan llegar a sentirse los creadores de su futuro. Según Carlos González (2013) “una labor tan noble como la nuestra no ha de ser un deber, sino un privilegio, un regalo”.

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¡Hasta la próxima!

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